San Fermín la fiesta de Ernest Hemingway
San Fermín la fiesta de Ernest Hemingway
Poco o nada nuevo, probablemente se pueda contar de una fiesta como la de San Fermín. Mundialmente conocida, se han escrito cientos de libros, ha sido retratada en cuadros o fotografías, y plasmada en muchas películas. Pero solo una persona consiguió que se la llamara San Fermin la fiesta de Ernest Hemingway.
Pocos habrá que no conozcan la habitual indumentaria blanca con el clásico pañuelo rojo anudado al cuello. Quien no ha visto alguna vez alguno de sus encierros, quien no ha recorrido la Plaza del Castillo, o la calle de la Estafeta. Quien no habrá escuchado los txistus, o el tradicional “chupinazo” del día 6, acto que da comienzo a la fiesta de San Fermín. Y tantas y tantas cosas más que seguro se pueden contar de quizá la fiesta más conocida de la geografía española.
Así que aportar, quizá no podamos aportar nada nuevo, o que no se haya dicho ya, pero si nos gustaría recordar. Porque el 7 de Julio, coincidiendo con la festividad de San Fermín, (quien sabe si a propósito), se cumplirán 58 años de la muerte de uno de los mayores devotos de esta fiesta. Uno de sus mayores patrocinadores, su más ilustre visitante, un gran entusiasta de sus calles, sus gentes, su cultura y su gastronomía.
Este genio hizo por San Fermín, tanto como San Fermín hizo por el genio. La comunión entre ambos fue total y a primera vista, y su legado para siempre irá ligado y unido al de Pamplona, la estatua en la Avenida Hemingway frente a la plaza de Toros, así lo recuerda. Por supuesto estamos hablando de Ernest Hemingway, y el 7 Julio, día de San Fermín se cumplirán 58 años de su muerte.
Los últimos años esta fiesta ha sido más conocida por su kalimotxo, los ocho días seguidos sin dormir, y el conocido “turismo de borrachera”. Junto con la masificación siempre en aumento año tras año, ( la ciudad pasa estos días de 190.000 habitantes, a más de un millón), ha contribuido a enturbiar esta celebración de interés turístico internacional.
Así pues, lo que queremos aportar desde TourHistoria, no es nuevo, pero queremos que sirva para renovar la esencia de esta fiesta, la experiencia de conocer San Fermín a través de los ojos de Ernest Hemingway.
Visitando Pamplona, descubriendo San Fermín
Este idilio tuvo lugar siendo Hemingway muy joven. A los 24 años era un periodista con talento, y un prometedor escritor. En 1921 fue contratado como corresponsal en el extranjero, por el periódico Toronto Star. Dos meses después se trasladó con su mujer Hadley Richardson, con quien se acababa de casar, a vivir a París.
No escogió París al azar, la ciudad del amor era el lugar donde vivían las personas más interesantes del mundo, según Hemingway. Allí conoció a escritores de la talla de James Joyce, Ezra Pound o Gertrude Stein, y a pintores como Picasso o Miró.
La capital francesa era un hervidero de nuevas ideas, un caldo de cultivo idóneo para que un prometedor Hemingway empezará a abrirse camino en el mundo literario. Todas estas personalidades supondrían un empujón necesario y bienvenido para el despegue de la carrera del futuro premio Nobel.
Sin embargo aquel julio de 1923 conoció a la que quizá fuera su mayor influencia, y que no se encontraba en París. Ese fue el primer año que visitó Pamplona y su fiesta de San Fermin. Inmediatamente quedo fascinado por aquella celebración tan singular. Pero especialmente se sintió maravillado al descubrir las corridas de toros.
Un pequeño recordatorio
San Fermín nació cuando en la Edad Media se fusionaron tres tradiciones y celebraciones independientes. Las ferias comerciales, las corridas de toros, y los actos religiosos en honor a San Fermín, patrón de Navarra. En 1591 se celebraron por primera vez el 7 de julio, las primeras fiestas según el registro del ayuntamiento, una vez unidas estas tres celebraciones.
Esta fiesta íntima experimento pocos cambios los siguientes siglos, hasta llegar las primeras décadas del s.XX. El pueblo y su nivel de vida hasta ese momento estaba formado por unos 20.000 habitantes. A partir de entonces la población y la notoriedad de la fiesta experimentó un importante incremento.
El primer encuentro, amor a primera vista
Ello hizo que el joven Hemingway atraído por este nuevo auge, se desplazase hasta Pamplona en 1923. Siete días intensos de actividades y celebraciones, que atraparon al ganador del premio Pulitzer, para siempre.
Repitió visita el año siguiente, se hospedó en el hotel Quintana, trabando una gran amistad con su propietario Juanito Quintana. Aquel año corrió su primer encierro a las seis de la mañana. También empezó a escribir la novela que le convertiría en un escritor de éxito, Fiesta.
Este libro, narra una historia ficticia durante los Sanfermines, construida a partir de las propias vivencias de Hemingway en la ciudad. Como la famosa escena de un mozo que murió por herida de hasta, seguramente está muerte estuvo inspirada en la de Esteban Domeñó, quien desgraciadamente fuera el primer muerto oficial de los Sanfermines.
Hemingway catapulta los Sanfermines
A partir de dicha obra, los Sanfermines, dejaron de ser una fiesta principalmente local, para convertirse en un destino turístico de primer nivel. Cientos de artistas y famosos americanos, como Arthur Miller, Anthony Quinn, o Henry Fonda se dejaron ver por sus calles. Ernest Hemingway había puesto a Pamplona y San Fermín en el mapa para todo el mundo.
Siguió asistiendo a los Sanfermines, año tras año, convirtiéndose en su cara más conocida, su más famoso valedor. Su presencia era habitual en la cuidad, se hospedaba siempre en la habitación 227 del Hotel la Perla, y era fácil encontrarle en la Plaza del Castillo, o rodeado de artistas y toreros, sobretodo de su admirado Antonio Ordóñez.
Acudió a Pamplona ininterrumpidamente desde 1923 hasta 1931, tras una pausa volvió en 1953. Fue un regreso triunfal, pues recientemente había sido galardonado con el premio Pulitzer, y un año después recibió el premio Nobel de literatura. Viajó a su querida Pamplona por última vez en 1959, dos años antes de fallecer.
Es considerado el artífice y principal culpable del tremendo aumento y auge de la fiesta de San Fermín. El 2 de julio 1961 se suicido después de sufrir bastante tiempo una grave depresión, y casualidad o no su entierro tuvo lugar en Ketchum, Idaho, Estados Unidos, el 7 de julio día de San Fermín.
La ruta Hemingway
Después de su muerte, fueron muchos los que quisieron experimentar los Sanfermines, a través de los ojos de Hemingway. Recorriendo los lugares y las rutas que seguía el Nobel de literatura a lo largo de sus visitas por la ciudad Navarra.
Como el Hotel La Perla en cuya habitación 227 tantas veces se alojó o el desaparecido Hotel Quintana. Los cafés de la Plaza del Castillo como el Café Iruña, y los desaparecidos Casa Marceliano y el Restaurante Las Pocholas, donde comía el “ajorriero” que tanto le gustaba. El Hotel Yoldi donde se hospedaban los toreros y por supuesto la Plaza de Toros.
En resumen el conjunto de sus experiencias en San Fermín y su posterior divulgación a través de la novela Fiesta, catapultó a esta fiesta Navarra hasta sus mayores cotas de publicidad y notoriedad. Así pues vivir San Fermín, a través de los ojos de Hemingway suponen una excelente guía para conocer la esencia, cultura y tradición de esta fiesta tan popular e internacional.
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