El Palau de la Virreina del barrio de Gracia
El Palau de la Virreina del barrio de Gracia, es uno de los muchos capítulos que componen la historia de Barcelona. La historia de gracia no es más que la historia de sus gentes y sus vivencias.
Sobre Gracia
Gracia es un popular barrio de Barcelona, ocupa el distrito número 6 de los 10 en los que se divide administrativamente la ciudad condal. Limita al sur con el distrito del Eixample, al oeste con el de Sarrià-Sant Gervasi y al este con el distrito de Horta-Guinardó. Fue una villa independiente de Barcelona entre 1821 y 1823, y entre 1859 y 1897 cuando se anexionó definitivamente a Barcelona.
Hasta el siglo XVIII fue un pueblo rural. Un conglomerado de las clásicas masías catalanas, campos de cultivo, conventos religiosos y fincas señoriales que la alta burguesía de Barcelona utilizaba para veranear.
La actividad en esta villa fue en aumento durante este periodo, dado que en ella había muchos campos de cultivo. Lo que posibilitó que cientos de agricultores y sus trabajadores, fijaran allí su lugar de trabajo. Con el tiempo todos estos obreros del campo fijaron sus residencias también alrededor de la villa y en ella.
La urbanización del paseo que conducía a la Villa de Gracia y que tanto gustaba a la alta burguesía para sus paseos dominicales, contribuyo a su anexión a Barcelona. Hoy en día, a ese paseo se lo conoce como el Paseo de Gracia.
Otra parte clave e indispensable de la historia de esta Villa, fueron y son los gitanos. Esta comunidad fijo su residencia en los alrededores de la popular Plaza del Raspall. El comercio ganadero fue controlado y potenciado por esta comunidad, que la convirtió en una de las principales actividades del barrio.
Hoy en día la comunidad gitana, es con el carácter obrero, una de las principales señas de identidad del barrio por derecho propio. Durante el final del s.XIX y mediados del s.XX, esta comunidad convivió con los indianos adinerados que procedían de América, la unión de estas dos culturas y sus ritmos dio origen a la famosa Rumba Catalana. Uno de los grandes emblemas del barrio de Gracia.
Así pues esta villa desde su esencia más primitiva, creció al calor de estos trabajadores agrarios. Este hecho hizo que desde entonces el barrio posea unas raíces obreras y contestatarias que han perdurado hasta nuestros días. Y que se han convertido en una de las principales señas de identidad del barrio de Gracia.
Fin de la época rural, llega la revolución industrial
Con el siglo XIX se derribaron las murallas medievales, que limitaban la expansión inevitable que llegó con la Segunda Revolución Industrial. Los antiguos terrenos de cultivo dieron paso a solares para edificar e instalar allí las nuevas industrias. El sector textil tomó el mando, y Barcelona y sus aledaños se convirtieron en capital destacada de esta industria.
Un ejemplo de esto es la fábrica del industrial textil Pujol y Casacuberta, tenia en un solar enorme entre las calles Sant Antoni Maria Claret y la Calle Industria, la cual fue un baluarte dentro del sector textil, el tintado del algodón y la lana. Pero por encima de todo lo que les hizo destacar fue su trabajo con la seda (artificial y natural). De este ultima faceta procede el nombre con el que se hizo famosa esta fabrica y que le pusieron los propios trabajadores al referirse a ella como la “Sedeta”.
La fábrica sufrió las consecuencias de la parada del textil europeo que sufrió durante la Primera Guerra Mundial. O la crisis de producción acontecida durante la Guerra Civil Española, no obstante resistió todos estos envites y siguió consolidándose hasta su traslado en 1975 a Sant Vicenç de Castellet, donde años después acabaría por cerrar.
Hoy en día en las instalaciones donde se erguía esta fábrica textil, se encuentra el Centre Cívic La Sedeta. Un equipamiento sociocultural que ofrece una programación y actividades culturales para todas las edades. Este centro puso su nombre, en honor a las instalaciones en las que trabajaron tantos obreros de su barrio, y a la importancia que tuvo en su momento esta empresa.
En conclusión esta mentalidad progresista de la villa, siempre en constante construcción y renovación, siempre dispuesta a adaptarse a los constantes cambios y avances de los tiempos, ha forjado su carácter y el de sus gentes. Y también ha dejado para siempre historias que merecen ser rescatadas de la desmemoria, y devueltas a la actualidad.
El Palau de la Virreina del barrio de Gracia
Esta es una de tantas historias de esta villa que aquí podríamos contar, y que posiblemente hagamos.
El Palau de la Virreina del barrio de Gracia, se refiere a la torre de veraneo que construyó en la villa de Gracia, Manuel d’Amat i Junyent. Este noble militar catalán, hijo del primer Marqués de Castellbell fue gobernador de Chile y Virrey del Perú hasta 1777. Hizo una enorme fortuna durante el ejercicio de estos cargos, fortuna de la que gustaba hacer ostentación.
A su vuelta a España, mandó construir dos palacios. Uno en La Rambla, (que aun se conserva, y que actualmente es la sede del área de cultura del Ayuntamiento de Barcelona). El otro lo mandó construir en una de las llanuras de la Villa de Gracia como residencia de verano.
En 1779 el virrey ya con 75 años contrae nupcias por poderes, puesto que él estaba en Madrid. Se casa con doña María Francesca Fiveller de Claresquí i de Bru, de 26 años. Dicho enlace se produjo en extrañas circunstancias, pues quien debía haberse casado con ella era el sobrino del Virrey, Antoni d’Amat.
Sin embargo por causas que aún se desconocen, no se casaron y quien si lo hizo finalmente, fue el Virrey. Don Manuel d’Amat como acto de reparación del honor de su familia por la fallida boda contrajo matrimonio con ella.
Como quiera que las circunstancias ya fueron adversas desde un principio, esta extraña unión tan solo duró tres años. En 1782 el virrey falleció, dejando la mayor parte de su fortuna a su joven esposa incluidos los palacios, en los que vivió hasta su fallecimiento. Echo este por el cual se les conoce como el Palacio de la Virreina, y no del Virrey.
El Palau de la Virreina del barrio de Gracia, se dice que incluso llegó a ser mejor que el de la Rambla. Ambos no obstante fueron impresionantes construcciones de la época, y grandes ejemplos de arquitectura barroca. Hoy en día aún se puede admirar si se quiere el palacio de la Rambla que aún perdura en perfecto estado de conservación.
Fin del Palau de la Virreina del barrio de Gracia
En 1791 fallece la Virreina y el Palau de la Virreina del barrio de Gracia y la enorme finca empiezan a ser objeto de debate sobre su funcionalidad y posibilidades de futuro. Cabe recordar que estamos hablando de una de las fincas señoriales más grandes de la época, muy probablemente la más grande.
Sus límites abarcaban desde la Travesera de Gracia hasta la calle Providencia, y desde Torrent de l’Olla hasta la calle Torrent d’en Vidalet. Aún quedan vestigios de la magnificencia de la construcción, aseguran diferentes historiadores locales.
Como Ramón Padilla del taller de Historia de Gracia.
Quien afirma que la actual calle Torrijos sigue el trazado original que iba desde la verja de la entrada en la Travesera de Gracia, hasta la actual plaza de la Virreina donde estaba la entrada del palacio. Y además si se quiere aún puede admirase una de las piedras originales del Palacio.
Sin embargo solo existe una pieza original del antiguo palacio. Esta se encuentra en la fachada de la actual iglesia de Sant Joan. Allí incrustada hay un baldosa original del Palacio donde aparecen representados el virrey y su Esposa doña María Francesca en unos medallones. Cuenta la leyenda que si uno se pone delante de estos medallones a medianoche y repite tres veces el nombre de la amante del Virrey, Perricholi, la cara que representa a la Virreina se vuelve enfadada.
Poco después de fallecer la Virreina la finca tuvo diferentes usos. Fue residencia de una comunidad religiosa en 1794, acogió a nobles franceses fugitivos que huían de la Revolución Francesa en 1797. E incluso fue un hospicio durante la fiebre amarilla de la ciudad en 1821.
A partir de entonces entraría en decadencia, hasta su derribo años después. Tras una larga negociación entre el ayuntamiento de Barcelona y los propietarios en aquel momento, el Hospital de la Santa Creu se acordó su derribo, y acuerdo de parcelamiento. Con el fin de urbanizar, y reorganizar un barrio que crecía exponencialmente.
La Plaza de la Virreina y la Iglesia de Sant Joan
Los terrenos se fueron vendiendo a diferentes propietarios que los fueron urbanizando en diferentes fracciones. Así se fue moldeando poco a poco el entorno del barrio para empezar a parecerse a lo que es hoy. Del antiguo Palacio de la Virreina del barrio de Gracia únicamente sigue en pie la antigua masovería. En la confluencia de las calles de Torrijos y Sant Luís.
En el siglo XIX pasó a las Hermanas Dominicas, que la convirtieron en su residencia y hogar para niños hijos de obreros. Posteriormente fue un colegio. Hoy en día el colegio ya no está en funcionamiento, pero la comunidad religiosa aún vive allí.
En 1878 el arquitecto Josep Artigas i Ramoneda, se urbanizó y se construyó la actual plaza, en las tierras donde antes se erguía el palacio de María Francesca. En cuyo honor y recuerdo la plaza pasó a llamarse de la Virreina.
La Iglesia y un ultimo regalo del genio de Reus
Tras la plaza y en donde se encontraban los jardines del palacio se construyó la Iglesia de Sant Joan de Gracia, dedicada a San Juan Bautista. Construida por iniciativa popular, esta obra fue llevada a cabo por el arquitecto Magí Rius, y su interior por el principal ayudante del genio Antoni Gaudí, Francesc Berenguer.
Recientemente, Josep María Tarragona, investigador de Gaudí, afirmó que la capilla del santísimo, en el sótano de la misma iglesia de San Juan, es obra del arquitecto de la Sagrada Familia. Después de diferentes observaciones e investigaciones sobre esta capilla, el investigador afirma estar seguro de la autoría de la misma por el artista de Reus.
Josep Maria Tarragona se basa en observaciones echas sobre el uso del Trencadís de las cúpulas o las caligrafías en latín, y la cruz de malta. Y también sobre la elevación del tabernáculo, la profusión de los ángeles de pie con las manos cruzadas sobre el pecho en lugar de volar, y las columnas del altar y del comulgatorio. Todo ello, afirma, son rasgos y trazas inequívocamente de la forma, el diseño y metodología de trabajo del genio del modernismo.
Rasgos tan personales y propios que hacen prácticamente imposible su reproducción por parte de otra persona. O dicho de otra manera, no puede haber una imitación tan perfecta, lo cual descarta la posibilidad de atribuir su construcción a otro autor que no fuera el mismo Antoni Gaudí.
La Capilla Oculta de Gaudí
En 1906 Gaudí residía en una casa del Parque Güell, con su padre, una sobrina huérfana y la criada. Todos los días bajaba andando desde la montaña hasta la Sagrada Familia donde trabajaba todo el día.
Al bajar, Gaudí que era un gran devoto pasaba cada día por la Parroquia de San Juan, de la que se acabó haciendo feligrés. Allí recibía la sacristía todos los días en compañía de su amigo y mano derecha Francesc Berenguer, antes de partir hacia la Sagrada Familia.
Este oratorio ha sobrevivido dos veces al fuego, gracias a que se encuentra en el sótano de la casa parroquial. Una vez durante la Semana Trágica, en julio de 1909, cuando aún estaba en construcción. El segundo incendio tuvo lugar durante la Guerra Civil.
Josep María Tarragona, enumera también las causas por las que la autoría de dicho oratorio no hayan trascendido. Según el investigador Berenguer y Gaudí eran íntimos. EL genio modernista ya gozaba de una gran fama y reconocimiento y no quiso eclipsar a su amigo.
Habida cuenta de que Berenguer en ese momento se encontraba en su etapa de mayor creatividad. Hecho este el que motivó que el genio de Reus no reclamara la autoría de esta Capilla.
Una Reflexión
La historia del Palacio de la Virreina del barrio de Gracia, y su ubicación, no es más que un ejemplo gráfico de la historia, crecimiento, industrialización y urbanización de Gracia. Una Villa que fue durante años independiente de Barcelona, y que el crecimiento y necesidad expansiva de la ciudad condal, terminó por anexionar.
Una ruta turística a través de uno de los barrios con mas solera y tradición de Barcelona. Una guía desde los orígenes de la villa agraria, pasando por el auge de la revolución industrial, y terminando por el barrio cosmopolita, bohemio y artístico que es hoy.
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