El descubrimiento de la piedra Rosetta supera los 200 años
Hace 220 años durante la ocupación de Egipto por parte de Napoleón, en la ciudad de Rosetta, (actual Rashid), Pierre-François Bouchard hizo uno de los mayores descubrimientos de la historia. Un hallazgo que se convirtió en la clave para descifrar los jeroglíficos egipcios. Había sido descubierta la piedra de Rosetta.
El hallazgo de la piedra de Rosetta
Ocurrió hace 220 años el 15 de julio de 1799, durante la ocupación francesa de Egipto por parte de Napoleon. En la ciudad de Rosette, (actual Rashid), en el delta del Nilo. El ejército expedicionario iba acompañado por la Comisión de las Ciencias y las Artes, un cuerpo formado por 167 técnicos expertos. Mientras los soldados franceses reforzaban las defensas del fuerte Julien, al teniente Pierre-François Bouchard avistó una piedra negra con inscripciones en un lugar previamente excavado antes.
Rapidamente Bouchard comprendió que el hallazgo podía ser importante, y fue anunciado a la recién creada asociación científica de Napoleon en El Cairo, el institut d’Égypte. Un primer informe redactado por Michel Ange Lancrer, miembro de la comisión ya apuntaba que estaba compuesta de tres inscripciones. Una en jeroglífico y la tercera en griego, y sugirió acertadamente también, que todas las inscripciones podrían tratarse de versiones de un mismo texto. Había sido descubierta la piedra de Rosetta.
El análisis
Dias después la piedra fue transportada al cairo donde fue examinada por expertos. Incluso el propio Napoleón en persona había examinado la que ya se empezaba a llamar la pierre de Rosette, la piedra Rosetta.
Inicialmente fueron tres los expertos encargados de su inspección, y Jean-Joseph Marcel, uno de ellos fue el primero en darse cuenta que el texto central no era sirio como se creía, sino demótico egipcio. Un dialecto raramente usado para inscripciones, y por tanto casi no era conocido por los eruditos de la época.
El artista e inventor Nicolás-Jacques Conté, fue quien encontró la manera de usar la piedra como un bloque de impresión. Gracias a ello, las impresiones y copias resultantes fueron llevadas a París, donde expertos y eruditos europeos pudieron por fin intentar leerlas.
Cambio de manos
Sin embargo poco duró la preciada posesion en sus manos, puesto que solo dos años después el ejército británico invadió Egipto obligando a los franceses a rendirse. Hubo fuertes discusiones acerca de la propiedad de las reliquias allí encontradas además de la piedra, en los acuerdos de capitulación. Pero finalmente los británicos se hicieron con ella, transportándola a Portsmouth en febrero de 1802.
Una vez en suelo inglés, el rey Jorge III ordenó que fuera colocada en el museo nacional. La Sociedad de Anticuarios de Londres creo cuatro moldes de yeso repartidas entre las universidades de Oxford, Cambridge, Edimburgo y el Trinity College de Dublín. Se le hicieron nuevas inscripciones en inglés, pintadas en blanco en los laterales donde decía, “capturada por el ejército británico”. A finales de 1802 fue transferida al Museo Británico, donde continúa hoy.
La traducción de la piedra de Rosetta
La piedra de Rosetta, es un bloque negro de granodiorita. Formaba parte de una estela, una piedra vertical con inscripciones que era usada como monumento conmemorativo. Esta compuesta de tres partes, tres inscripciones diferentes de un mismo texto, la de la parte superior en jeroglífico, la central en demotico egipcio, y la inferior en griego.
Esta caracteristica, es lo que hizo posible al científico inglés Thomas Young (1773-1829), ir relacionando hacia 1814, los símbolos y signos de los textos grabados en la piedra. Para finalmente crear una correspondencia entre ellos, una labor que culminaría hacia 1822, el famoso egiptologo francés Jean-François Champollion (1790-1832).
El trabajo de estos dos eminentes científicos, hizo posible que el mundo entero pudiera conocer la historia fascinante del antiguo Egipto. Un hito que ha permitido a expertos y curiosos conocer con detalle, la vida, costumbres y cultura de una de las civilizaciones más excepcionales de la historia. Un hallazgo sin precedentes que grabara por siempre en la historia el día que fue descubierta la piedra de Rosetta.
Autor: Sergio Bachs
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